“Soy todas y lo quiero todo”, como escribió Angélica Gorodischer, “lo quiero todo con un rigor viril”, como escribió Sara Gallardo.
¿Qué es lo que hace falta para pasar del deseo a la acción? ¿Cómo saber si lo que queremos es lo mejor para nosotras? Para sostener una pareja (y una familia) no alcanza con las vacaciones una vez al año ni con coger una o dos veces por semana. Mucho menos cuando también queremos ser fieles a nuestro propio deseo. En Un ruido nuevo, María Wolf se ve a sí misma como dos escritoras escindidas: la que sonríe en las selfies y la que se victimiza. Hastiada de una rutina que no le da tregua, enarbola su deseo para usarlo de puente hacia la vida que quiere tener, mientras se esfuerza por ser una empleada eficiente y una madre amorosa. Escribe por las noches, cuando los demás duermen y las tareas de cuidado ya realizadas dan paso al aroma del whisky. Porque, como dicen sus hijos, durante el día “papá está trabajando” en la oficina que tiene en la casa. Como si escribir no fuera un trabajo. Como si también necesitáramos un cuarto propio para legitimarlo. Sin escatimar detalles íntimos, Leticia Martin se cuestiona como mujer y como escritora, con un lenguaje llano y cargado de ironía. Para quienes ya la conocemos y hemos leído sus libros, esta es una novela autorreferencial. Pero es, sobre todo, un homenaje: a los escritores y escritoras que se cruzaron en su camino como brasas de las que ella se fue apropiando para alimentar ese fuego inmenso con el que se mueve, segura, por el mundo.
Mavi Massaro