Se nace de las entraas de alguien, se vive a tientas y en compaia y se muere con la expectativa de haber trascendido ya en otros. Galileo, el nio que protagoniza el diario de su madre, una paradoja para una escritura de vida tan intima que pone siempre de relieve un yo, es autista y su mirada sobre el mundo transgrede no solo lo normalizado sino las capacidades de todos los que lo rodean. Acompaar a Galileo, para su madre, es aprender otra forma de vida, es reconfigurar paradigmas y sostenerse en el equilibrio inestable de los interrogantes mas dificiles: que vida tendra?, que podra sin mi?, y que pasara con el cuando yo me muera?
Autonomia, independencia y cuidado arman una triada repleta de contradicciones de la que la paciencia reflexiva de Macarena Marey sale ilesa. La extraeza de las miradas mas familiares y cotidianas suele ser inquietante por la fuerza con la que ocurre. Con la potencia que cargan la angustia y la incertidumbre, la madre de este diario camina en la cuerda floja sin caerse: aunque agobiada de discursos explicativos que intentan ceir a su hijo en una definicion, se aferra a una vida sin referencias, sin guia ni instrucciones. Galileo no habla, pero el y su madre habitan un decir, quiza el mas raro de todos, el del cuidado y el amor. Julia Musitano